LA REPRESENTACIÓN GRÁFICA DEL PROYECTO URBANO, LA CIUDAD Y EL PAISAJE

plazaAmalienborg

Copenhague. Rasmussen, S. E., Copenhague: G.E.C. Gads Forlag, 1974.

¿Cómo representar gráficamente el proyecto urbano, la ciudad o el paisaje? ¿cómo expresar un pretendido ambiente en el espacio público? La respuesta no es fácil. De hecho, las siguientes reflexiones no pretenden ser un conjunto de pautas concretas, ni tan siquiera la defensa de uno u otro sistema de representación. Ambas serían contrarias a la esencia misma de la cuestión ya que puede afirmarse que cabrían tantos modos como autores de los mismos. No obstante es conveniente evidenciar ciertas certezas que pueden contribuir a la consecución de documentos originales, operativos, instrumentales y, cómo no, bellos.

No es lo mismo dibujar el proyecto urbano que dibujar la ciudad, pero hay que hacerlo como si fueran una única entidad. Futuro y presente deben convivir en un mismo plano o documento y explicar convincentemente la indisolubilidad entre ambos. En otras palabras, distinguir lo existente y lo proyectado mediante grafías opuestas puede ser evidencia de una escasa originalidad en la propuesta, la cual debe recurrir a la diferenciación caligráfica como estrategia de significación. Tales son los ejemplos de planos en los que la intervención se dibuja con sombras proyectadas en un contexto existente que no las tiene.

Conviene tener presente, no obstante, que la representación del proyecto urbano siempre es fragmentaria, debido a la compleja naturaleza del objeto en cuestión, la ciudad. Por lo que es imprescindible discriminar la información en función de la escala del documento, siempre sin perder la referencia del concepto o ideas que subyacen en su base. Tal es el caso del conocido plano de GiamBattista Nolli, la Nueva Pianta di Roma (1748), que no sólo dibuja las calles, plazas y espacios urbanos de la ciudad de las siete colinas, sino los interiores de sus iglesias, mercados y baños en planta baja, destacando mediante superficies blancas y negras los espacios públicos abiertos de la ciudad frente al espacio privado. Esta fue la idea.

En consecuencia, ha de apostarse por la síntesis informativa del plano y una explicación depurada de lo esencial, en el mejor de los casos expresiva. Sin caer en la simplificación del documento, ha de elegirse un código de elementos legibles y comprensibles. Cada trazo, color o símbolo es portador de significado, también de jerarquía o importancia. Todos ellos tienen que pertenecer al mismo sistema léxico en aras a construir un documento coherente. Determinarán la diferencia entre espacio público y privado, explicarán la materialidad de la propuesta o lo existente, esbozarán conceptos como la densidad, las múltiples funciones del espacio urbano o incluso la repercusión de la luz natural en la construcción de éste. Pongo aquí, por ejemplo, la representación del arquitecto y urbanista Steen Eiler Rasmussen del entorno de Amalienborg de Copenhague (1974), quién con una “sencilla” perspectiva caballera nos explica estos conceptos, de modo sintético pero completo.

En un momento en el que la representación del proyecto urbano se encuentra entre la normalización internacional de los recursos gráficos (SIG Sistemas de Información Geográfica) o el efectismo de imágenes virtuales cada vez más edulcoradas y genéricas, parece oportuno volver la mirada a referencias más originales, cultas o incluso abstractas. Las secciones del paisaje dibujadas a mano por Juan Navarro Baldeweg, los planos de ciudades de JazzBerryBlue, o las plantas de arquitectos japoneses como Junya Ishigami, pueden llegar a transmitir más información que las imágenes estandarizadas de las grandes firmas, aunque parezca lo contrario. Porque en ellas se consigue transmitir lo específico de cada proyecto, de cada lugar, paisaje o ciudad, gracias a la abstracción, la sencillez y la elección de un código personal. Navarro Baldeweg es capaz de dibujar el paisaje con un único trazo, JazzBerryBlue pone de manifiesto la especificidad de cada ciudad comparando tejidos e Ishigami llega incluso a representar el aire del espacio público. Y es que una vez conseguido llegar a tal punto, cualquier otra información del proyecto, aunque ausente en su representación, subyace en el dibujo latente de tal forma que somos capaces de desvelarla intelectualmente.

Asier Santas.

nolli_06

GiamBattista Nolli. Nuova Pianta di Roma. 1748.

FLLW

City Club Competition, Frank Lloyd Wright Drawing, Special Plan, Northwest Chicago, IL, 1913.

BALDEWEG

Casa de la lluvia. Paisaje. Juan Navarro Baldeweg.

jazzberry blue

New Delhi. JazzBerry Blue.

groupings

Groupings. Junya Ishigami. 2009.

Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s