La tercera y última entrada sobre el proyecto de Madrid Nuevo Norte pretende reflexionar en torno a los resultados de la implementación de los sistemas de información geográfica en el análisis de la ciudad. Como cierre del semestre, los alumnos de Urbanismo II –cuarto año del plan actualmente en extinción– han volcado su ordenación urbana en un soporte de información geográfica (shapefile), enfrentándose de manera obligatoria por primera vez en esta Escuela con los programas ArcGIS y QGIS.
De este modo, se completa un proceso de proyectación y aprendizaje de herramientas propias del arquitecto urbanista, fundado en el entendimiento de la ciudad a partir de la forma y tomando como pretexto un caso de estudio real. Junto con el manejo de las características básicas del software, el objetivo de este tercer ejercicio perseguía realizar un análisis sectorial del área urbana circundante basándose en la gran cantidad de datos espaciales de acceso abierto disponibles en los distintos repositorios oficiales (portal del Ayuntamiento de Madrid, catastro, etc.).
La proliferación de este tipo de información georeferenciada y su fácil accesibilidad han permitido validar –y en algunos casos corregir– algunas de las determinaciones propuestas, permitiendo la comparación de los proyectos en una misma plataforma y dotando a los alumnos de recursos para encarar el contenido estratégico del siguiente enunciado.
Más allá del manejo más o menos afortunado de la herramienta informática, este tipo de análisis suscita además la reflexión sobre su conveniencia en todo proceso de proyectación con independencia de la escala de intervención. Gestionar la información disponible y ser capaz de sintetizarla en un soporte gráfico, posiciona al arquitecto en clara ventaja ante los diversos agentes implicados en la fase de proyecto.
Se detectan así cuáles son las necesidades o carencias reales de las áreas en estudio, relegando el concepto tradicional de programa a una época que poco a poco va quedando superada. Los cada vez más frecuentes procesos de participación ciudadana y las distintas técnicas de mapping urbano así lo demuestran.
Por último, el planteamiento del ejercicio y su vínculo con el empleo de capas shp ha permitido –o al menos así se ha procurado en la mayoría de los casos– la integración gráfica de las distintas ordenaciones con el entorno inmediato. Además, su empleo en el tramo final del semestre buscaba también que la herramienta no condicionara en exceso al alumno en su fase inicial de diseño. En este sentido, las láminas resumen presentadas (se adjuntan dos ejemplos) son un buen ejemplo de cómo exponer y justificar con argumentos un proyecto urbano.
Juan Ramón Selva Royo
Análisis sectoriales de las propuestas para Madrid Nuevo Norte del Grupo 1 –María Abad, Endika García y Carolina Matos, espacios libres– (arriba) y del Grupo 14 –Sara Dorregaray, Álvaro Mendicute y Ezequiel Moreno, usos pormenorizados– (abajo), diciembre de 2017.